miércoles, 9 de diciembre de 2009

Barroquismo

Sor Juana Inés de la Cruz:
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana (de Asuaje, según algunos), conocida como Sor Juana Inés de la Cruz, Nació en San Miguel Nepantla, México, 12 de noviembre de 1651 – o 1648, de acuerdo a algunas fuentes – y muere en la Ciudad de México, México, 17 de abril de 1695. Fue una religiosa católica, poeta y dramaturga novohispana. Por la importancia de su obra, recibió los sobrenombres de El Fénix de América y La décima Musa. Después de un intento fallido con las Carmelitas, cuya regla era de una rigidez extrema que la llevó a enfermarse, ingresó en la orden de las Jerónimas, donde la disciplina era algo más relajada, y tenía una celda de dos pisos y sirvientas.
Allí pasó la vida, escribiendo versos sacros y profanos, villancicos para festividades religiosas (San Pedro, Santa Catarina, Navidad...) autos sacramentales y dos comedias .
Escribió dos comedias, Los empeños de una casa, para una fiesta palaciega y que hasta la fecha es quizá su obra más conocida, y Amor es más laberinto, escrita junto con Juan de Guevara. Asimismo se le ha atribuido la autoría de un posible final de la comedia de Salazar y Torres, La segunda Celestina, basándose en un pasaje de Los empeños de una casa.
Según ella, casi todo lo que había escrito lo hacía por encargo y la única cosa que escribió por gusto propio es un poema filosófico llamado Primero sueño, llamado así como una manifestación de su admiración a Luis de Góngora y Argote y sus Soledades. Se trata de varios cientos de versos, con forma de silva, a propósito del ansia de saber, el vuelo del pensamiento y su consecuente trágica caída, tiene pasajes líricos de gran descripción como el inicial, que usa más de cien versos para narrar la caída de la noche y el sueño de los seres, así como el gran colorido de la parte final, donde se escribe del triunfo del Sol sobre la noche. Se trata quizá del último gran poema barroco.
La producción de Sor Juana en su gran mayoría poética, con todo y ser presa de la misma afectación, por su sinceridad y fuerza alcanza tonos desconocidos de sus contemporáneos, en grado tal, que hay quienes piensan que ella, y Juan Ruiz de Alarcón, integran "la mayor gloria de México virreinal"; más aún: que únicamente por Sor Juana se salva la literatura del siglo XVII, que era cultivada por "poetas sin condiciones de cultura ni talento".
Las obras de Sor Juana no se han editado completas. Algunas piezas: Los Empeños de una Casa, Sonetos, Poesías Escogidas, Redondillas, Autos Sacramentales y las ya conocidas y controversiales Cartas a Sor Filotea. Han circulado intermitentemente, aisladas del grueso de su producción, algunas otras se han perdido, un Compendio de Armonía Musical, "El Caracol".




Culteranismo


Luis de Góngora y Argote

Luis de Góngora y Argote (1561 – 1627). Fue un poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro, máximo exponente de la corriente literaria conocida como culteranismo o gongorismo, que más tarde imitarían otros artistas. Sus obras fueron objeto de exégesis ya en su misma época. Aunque Góngora no publicó sus obras (un intento suyo en 1623 no fructificó), éstas pasaron de mano en mano en copias manuscritas que se coleccionaron y recopilaron en cancioneros, romanceros y antologías publicados con su permiso o sin él.
Aunque en sus obras iniciales ya encontramos el típico conceptismo del barroco, Góngora, cuyo talante era el de un esteta descontentadizo («el mayor fiscal de mis obras soy yo», solía decir), quedó inconforme y decidió intentar según sus propias palabras «hacer algo no para muchos» e intensificar aún más la retórica y la imitación de la poesía latina clásica introduciendo numerosos cultismos y una sintaxis basada en el hipérbaton y en la simetría; igualmente estuvo muy atento a la sonoridad del verso, que cuidaba como un auténtico músico de la palabra; era un gran pintor de los oídos y llenaba epicúreamente sus versos de matices sensoriales de color, sonido y tacto. Es más, convirtió cada uno de sus poemas últimos menores y mayores en un oscuro ejercicio para mentes despiertas y eruditas, como una especie de adivinanza o emblema intelectual que causa placer en su desciframiento. Es la estética barroca que se llamó en su honor gongorismo o, con palabra que ha hecho mejor fortuna y que tuvo en su origen un valor despectivo por su analogía con el vocablo luteranismo, Culteranismo, ya que sus adversarios consideraban a los poetas culteranos unos auténticos herejes de la poesía.

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